Guillermo Corona es geofísico y un reconocido especialista en estudios de terroir en la vitivinicultura. Trabaja en la industria del petróleo, pero hace un tiempo empezó, a modo de hobby, a investigar las cualidades del clima y del suelo en el Valle de Uco, para otorgar datos que pueden resultar útiles a ingenieros agrónomos y enólogos. Escribió un libro y creó la cuenta de Instagram @geografiadelvino. Es egresado del Liceo Agrícola y originalmente no sabía si estudiar Enología, Agronomía o Geofísica. Estudió Geofísica pero siempre le quedó la pica de las otras dos. Hoy es uno de los grandes estudiosos y especialistas en zonas vitivinícolas que tiene Argentina.
De entusiasta por el vino a consultor. De su carrera en la industria del petróleo a estudioso de suelos para la vitivinicultura y asesor desde 2017.
“La planta no crece de igual forma en un lugar que en otro, ni da lo mismo en un lugar que en otro. Entonces, si vos queres hacer los vinos de la máxima calidad posible y queres ir al detalle fino vas a tener que empezar a separar esos sectores de la finca”, afirma Guillermo Corona.
-¿Dicho esto, qué importancia real tiene un estudio de suelo en el estilo final del vino?
-Es “la” pregunta y creo que todavía no lo sabemos del todo. Yo hasta el día de hoy, digo primero clima, segundo clima y tercero clima, y después vamos a hablar del suelo. Por eso hablamos de un lugar y no de suelos. Y cuando hablamos de lugar nos referimos al suelo, pero también al cielo, al clima. Por ejemplo, en lugares que son más cálidos, podemos tener diferencias de suelo, pero lo que va a mandar ahí es el clima. Pero si te vas a zonas más templadas y frescas, ahí sí yo veo que el suelo empieza a tener una preponderancia que se acerca al vino. Pero siempre es primero clima y luego suelo.
-¿Por qué se pone entonces tanto énfasis en la comunicación del suelo?
-En los lugares más cualitativos, si vos queres hacer un vino de la máxima calidad tenes que ir a ese nivel de detalle. Pero hoy debemos recordar que el 95% de los vinos del mundo están a menos de 50 kilómetros de mar.
De la tendencia a ir más arriba y a zonas más frias para cultivar vid, a la falta disponibilidad de recursos trata esta entrevista indispensable: