Alberto Antonini es uno de los enólogos más reconocidos en el mundo. Nacido en Italia, es consultor vitivinícola involucrado en múltiples viñedos y bodegas en todo el mundo incluyendo Italia, Estados Unidos, Argentina, Sudáfrica, Rumania y Chile. Su educación incluye un Ph.D. en Agricultura en la Universidad de Florencia, junto con licenciaturas de Enología en la Universidad de Bordeaux y en la Universidad de California, Davis. Fue Jefe Enólogo en las bodegas toscanas Antinori y Frescobaldi, dos de las familias vitícolas más importantes de Italia, y también de varias bodegas del Nuevo Mundo.
En diálogo exclusivo con Matices del Vino desde Italia, Alberto habló de su tarea como asesor, sus innovaciones y las nuevas tendencias. Desde el uso del hormigón en crudo o sin epoxi al cambio climático, el terroir y las variedades.
-Además del terroir, es tiempo ya de hablar de la visión humana de saber interpretar la relación lugar, variedad y clima. ¿Qué opinas?
-El ser humano está en el centro de todo. Porque el vino no se produce solo y no existe en la naturaleza. Es algo que hace el ser humano. Yo creo que el gran avance que veo en el mundo del vino es la toma de confianza de los productores para hacer las cosas de forma distinta y no depender mucho de fórmulas para ser exitosos. A mí no me gusta hacer vinos para el mercado ni para nadie. Me gusta estar enfocado en hacer la mejor cosa que pueda hacer en el lugar y luego salir a buscar mercados interesados.
-¿Qué es más importante para un gran vino: la variedad o el terroir?
-Más seguramente el terroir. Los grandes terroir son donde la variedad se nota menos. El terroir potente tiene mucha más fuerza que la variedad. Claramente la variedad se reconoce, pero se reconoce mucho más en los lugares más simples.
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