Marcelo Miras es un eslabón fundamental en la trayectoria del vino en Río Negro. Creador de un estilo muy interesante, rescatista de cepas olvidadas y promotor de varietales que poca gente defiende, a esta altura es un patagónico con acento mendocino, aunque sea oriundo de San Rafael. Luego de transitar bodegas prestigiosas como Humberto Canale y Fin Del Mundo y haber asesorado infinidad de proyectos, Marcelo está más sabio y se enfoca en su proyecto familiar, bodega Miras, donde puede darse el lujo de hacer los vinos que desea mientras habla con su hijo Pablo.
En diálogo con Matices del Vino, en enólogo mendocino, pero con fuerte arraigo en Río Negro habló sobre el presente de la Patagonia como zona productora de vinos, sus Malbecs, la disponibilidad de agua como opción a futuro y el desafío de los vinos blancos argentinos.
-Si tuvieras que describir cómo es el Malbec de la Patagonia, ¿cómo lo harías?
-Estoy viendo una evolución respecto a los primeros Malbecs que elaborábamos. Antes eran Malbecs muy sencillos, agradables y fáciles de tomar. Ahora con nuevas técnicas de elaboración, más conocimientos y tecnologías, los Malbecs empezaron a mostrar un tinte rojo interesante, en relación a los aromas hay muchos florales y a hierbas que se dan en la Patagonia y en boca son muy frescos por la acidez natural que tenemos. Y después la versatilidad que estamos teniendo para elaborar.
-Hoy la Patagonia es una zona vitivinícola que cada vez se está extendiendo más hacia el Sur y al Este hacia el mar. ¿Se puede hablar hoy de Patagonia como una región?
-Yo creo que el Malbec de la Patagonia ya tiene su identidad.
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