Celebramos el Día Internacional del Sommelier con destacados profesionales argentinos que se desarrollan en el mundo. Marina Wilkis nació en Buenos Aires hace 37 años. Su papá era enólogo con finca en Mendoza y el vino, siempre fue parte de la vida familiar. A los 17 años comenzó a trabajar en Unico Bar de Palermo Hollywood. Un año después entró en la hotelería en Sofitel Arroyo y en 2009 comenzó a recorrer el mundo. Primero Granada, España, luego Toulouse en Francia, donde hizo su primer curso de vinos. En 2011 volvió a la Argentina a trabajar en el hotel Hilton, mientras estudiaba para sommelier en la Escuela Argentina de Sommeliers. Quiso cambiar y se vino a vivir a Mendoza a trabajar en bodegas: lo hizo en Zuccardi, Susana Balbo y Los Toneles. Hasta que en 2017 se fue a Perú donde trabajó en el restaurante Central hasta que en 2020 volvió a agarrar sus valijas y partió al restaurante Mirazur en Menton, Francia, donde estuve hasta el 2022, el primer año estuvo como sommelier, el segundo en el Investigación & Desarrollo a cargo de las bebidas no alcohólicas. Volvió a Argentina a trabajar en el restaurante Zonda de Bodega Lagarde y de allí partió a Asia a realizar un pop up restaurant llamado MASL de Virgilio Martinez y Pia Leon en Singapur. Finalizada la residencia, se fue a Japón para hacer el Certified Sake Course (CSP) y hoy trabaja en Bali a cargo del área de Investigación & Desarrollo de Bebidas del restaurante Locavore Next, que abrirá en septiembre enfocado en sostenibilidad.
En diálogo con Matices del Vino desde Bali, una de las islas de Indonesia, Marina nos cuenta su trabajo como sommelier ahora a cargo del área de Investigación & Desarrollo de Bebidas en un restaurante, su relación con el vino y el horizonte profesional cada día más amplio que tiene esta profesión en el mundo.
-Por tu experiencia y recorrido, ¿cómo ha evolucionado la profesión y el rol del sommelier?
-Es hermoso porque cada día estamos más cerca del consumidor y terminas siendo una suerte de confidente de esa persona con la que conversas sobre lo que le gusta, lo que está esperando para una determinada noche o qué está festejando. El sommelier como que casi se tiene que hacer amigo de esa persona y generar empatía con la situación y tratar de regalarle un momento de felicidad a través de una bebida. Eso es algo mágico.
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