Por Romina Rolón y Andrés Lafarge, sommeliers y propietarios de Envinados Mendoza Tienda*
Quizás hayas escuchado hablar sobre él; pero no sería extraño si no lo has hecho, es una técnica antigua que prácticamente había desaparecido de la vinificación moderna, sin embargo, cada 6 de octubre festejamos su día.
“A menudo describo el vino naranjo como el opuesto al rosado”. Es decir, utilizamos uvas blancas, pero con el proceso de vino tinto, macerando las pieles con el mosto.
El término “naranjo” se refiere a la tonalidad de estos vinos, que puede variar desde un tinte dorado, pasando por un anaranjado o un ámbar cobrizo intenso. Alternativamente, se les llama vino blanco de “contacto con la piel” (skin contact), “fermentado con pieles” o “ámbar”, porque su color proviene de la maceración de las pieles y su jugo.
De hecho, el color de cualquier vino proviene de dos cosas: los hollejos de las uvas con las que se elabora y el tiempo de contacto entre el mosto y sus hollejos. No hay pigmento de color en la pulpa o el jugo de la mayoría de las uvas; todo el color de la uva vive en su piel, al igual que sus taninos. Cuanto más prolongado sea el contacto de los hollejos con el jugo, más oscuro será el color y más fuertes los taninos del vino resultante, esto se percibirá en su textura.

Romina Rolón y Andrés Lafarge, sommeliers y propietarios de Envinados.
No es una moda pasajera, sino más bien una especie de resurrección.
El vino naranjo tiene una historia que se remonta a 6.000 años en la zona de Europa del Este ahora conocida como Georgia. También se encontró durante varios siglos en el noreste de Italia y Eslovenia. Pero sólo en los últimos 20 años ha reaparecido en un volumen importante. Al principio, adoptado solo por sommeliers y nerds del vino, el vino naranjo ahora está encontrando más amor y llegando a las mesas nocturnas.
Este estilo ha resurgido en Europa, Estados Unidos, Australia y Sudamérica, y proliferan con propuestas muy interesantes
Si los vinos naranjos prácticamente desaparecieron, podría plantearse la pregunta de, ¿por qué sucedió eso? Y además ¿por qué están siendo elaborados nuevamente?
Dado que nuestros antepasados carecían de sistemas de refrigeración mecánica, la fermentación de la piel de los blancos era una técnica para extraer elementos captores de oxígeno, es decir, color y taninos para preservar y proteger el preciado líquido. La electricidad hizo posible los vinos blancos “técnicamente correctos” y “pulidos” tal como los conocemos hoy, por lo que los naranjos se vieron desfavorecidos.
Sin embargo, regresemos al día de hoy y definamos los beneficios del contacto con la piel, como la adición de abundantes compuestos de textura, cuerpo y sabor que de otro modo se desecharían, ofreciendo otra dimensión a la experiencia del vino blanco.

“Me gusta decir que hay mucha magia en esas pieles”
Cada variedad de uva ofrece su propio caleidoscopio de personalidad; la Chardonnay o la Sauvignon Blanc de piel verde pueden expresar un perfil más tropical, cascaras de cítricos y mucho cuerpo, mientras que nuestras Criollas como el Torrontés o la Pedro Ximenez puede manifestarse en exuberantes aromas y colores.
El vino de naranjo es nuestra alternativa entre el vino blanco y tinto, ya que tiene la acidez que calma la sed que es el sello distintivo del vino blanco, con un mosaico de aromas, junto con una estructura y textura en boca que recuerda a un vino tinto. Estas características híbridas hacen que los fermentos de piel sean un ingenioso campo de juego para la experiencia sensorial y no solo para los colores eléctricos que se admiran en la copa.
Si eres nuevo en el contacto con la piel y los vinos de color naranja, te sugiero que incursiones primero en versiones más pálidas y de contacto más corto, ya que serán más similares a los vinos blancos típicos. Sin embargo, si sos un bebedor aventurero y no le tienes miedo a nada, sumérgete en estas aguas anaranjadas.
Recordá disfrutar beberlos, compartirlos y armonizar con ellos, Cualquiera que sea la forma en que comience tu experiencia, te sugiero servirlo fresco, no frío, entre 9 y 11 C, para expresar un buen equilibrio entre sus aromas y su sensación en boca. Desde sus texturas suaves y agradables hasta vinos con cuerpos y estructura nos permiten jugar a combinaciones diversas e impensadas, como una clásica selección de quesos, un conejo crocante con arrope de chañar o nuestro preciado ¡ASADO A LA LLAMA!
*la primera vinoteca dedicada a Vinos de agricultura sustentable y con la mayor selección de Vinos Naranjos.